viernes, setiembre 02, 2005

18.
- Carolina -se nota que Mario tiene algo muy importante qué decir. Se recuesta sobre la pared y continúa hablando. El mismo no escucha qué está diciendo, pero continúa. El rostro de Carolina no experimenta cambios. Después de un rato Carolina empieza a mover la boca, empieza a hablar, pero Mario no escucha qué está diciendo...
- Te he extrañado -logra escuchar que sale de su propia boca.
- ¿De verdad? -pregunta Carolina.
- No he tenido a nadie con quién hablar. Han sido días un tanto oscuros...
Alguna gente, que sale del edifico donde vive Mario, preguntan por él. Una mujer de edad llegó a preguntar: ¿es un indigente?
- Esta bien -dijo Carolina- es tarde, tengo que irme a mi casa.
Mario miró la vereda, los postes de luz alumbrando la escena. Sin brillo. Sin vida. Sin alumbrar nada. Todo era oscuridad.
- Te necesito.
- Creo que me estás tomando mucha importancia... -a Carolina se le acaba la voz, casi sin darse cuenta empieza a murmurar. Luego Mario no tiene idea de qué esta diciendo, pero Carolina sigue moviendo la boca. Revisa sus oídos y saca toneladas de cerilla con las uñas. Es una escena desagradable.